«Si existe algo que llame la atención a los turistas cuando visitan Noruega es, sin lugar a dudas, la región de Laponia. Pocos lugares del mundo reflejan la riqueza de su naturaleza, sobre todo durante la estación blanca, cuando el suelo y los millones de abeto, pinos y abedules se cubren de nieve consiguiendo una gama de contrastes multicolores digno de toda admiración.»

 

De todos es sabido que el país de Noruega, situado al norte de Europa, es un muy polifacético. Sus paisajes varían desde los imponentes bosques de abetos y abedules que hay por todo el territorio, hasta la tranquilidad de los cerros del norte y sus maravillosos fiordos repartidos por gran parte de su costa. Pero además habría que destacar el territorio de la Laponia noruega, sobre todo durante el invierno y comienzos de la primavera, cuando se encuentra cubierto de un blanco manto de nieve que quita la respiración cuando uno la contempla. 

Esta hermosa región que es Laponia se extiende por gran parte de los países nórdicos, como es el caso de Noruega, Suecia y Finlandia, al igual que por una pequeña zona de la Taiga rusa, concretamente la que linda con la península de Kola.

Aquí, en esta parte de Noruega viven los lapones, un pequeño pueblo que no superan los 35.000 individuos y que con el paso del tiempo y del avance tecnológico cada vez es más difícil poderlos contemplar en su estado primitivo ya que últimamente se han ido incorporando más y mejor a la moderna sociedad de consumo a la que pertenecen y, por supuesto, también al mundo del turismo. 

Dicen que en la Laponia noruega hay más renos que personas. La verdad es que el pueblo lapón, antaño nómada, ha vivido siempre de la cría del reno. Una práctica que sobrevive hoy en día y que además se ha convertido en una atracción para quienes lo visitan por primera vez. También he de decir que en esta hermosa región el norte de Escandinavia existen multitud de posibilidades para poder disfrutar de unas agradables vacaciones, tanto en invierno como durante el verano, ya que Noruega ofrece dos caras: la blanca , donde se pueden practicar distintas modalidades del esquí, hasta los safaris árticos; y  la estación del verano que es algo más corta, pero eso sí, con la exuberante naturaleza salvaje y el famoso Sol de Medianoche.

 Con el paso del tiempo, infinidad de artistas han podido crear sus obras inspirándose en la belleza de Laponia, que además se encuentra atravesado  por el Circulo Polar Ártico. Y, si a todo esto le añadimos una pincelada de alegría y buen humor, nos encontraremos realizando un Safari Artico en trineo tirado por una docena de perros husky y alaskan malamute, o de paseo en solitario en otro tirado por un simpático reno. Porque la Laponia noruega es una tierra llena de encanto, de misterio y de muchas peculiaridades, algunas de las cuales comienzan con los propios lapones, quienes prefieren que se les llame «sami», pues a pesar de vivir en la región de Laponia, en lo más norte de Europa,  su origen es completamente diferente al de los nórdicos. 

Los lapones son morenos, con rasgos duros, relativamente bajos de estatura y de constitución fuerte, habitualmente viven de la cría del reno, y tienen su propio idioma y su propia cultura. Una cultura que ha permanecido siempre en la región de Laponia, con sus fiestas, en su artesanía, en la gastronomía del pueblo sami, y hasta en su música…

Cuando uno llega a la Laponia noruega por primera vez, lo mejor es dirigirse al hotel o a la cabaña donde vamos a vivir durante el tiempo que estemos en el norte de este país, a no ser que llevemos de antemano concertado un programa del viaje y alguien nos espere en el aeropuerto de llegada, algo que nos va a facilitar mucho las cosas. 

Cualquiera que haya leído la obra de Jack London tendrá grabada en su mente una imagen fascinante de esa naturaleza cruda e inhóspita que existe en Alaska, o al norte de Canada, y que es muy parecida a la que ofrece Laponia. Una naturaleza que existe en la vida real y que además está  esperando nuestra visita. Realizar un «Safari Ártico» es  una experiencia única que nos conducirá por una tierra montañosa y deshabitada que existe por encima del Círculo Polar, y que además está lleno de magia, con recorridos por entre los bosques blancos de nieve espesa, y pernoctando en las típicas tiendas que el pueblo sami tiene instaladas por todo su territorio. 

Ahí, en el interior de estos pequeños habitáculos cada mañana podremos desayunar un café caliente acompañado de carne de reno ahumada, salmón, y probablemente un rico pan recién hecho. Claro, que antes de nada habrá que tomar un chupito de vodka, o cualquier otra cosa que nos pueda calentar el cuerpo por dentro. Aprenderemos a guiar un trineo de perros, o de renos, y a pescar bajo el hielo, así como a orientarnos por las estrellas que aparezcan día a día al anochecer.

En definitiva, a sobrevivir con temperaturas bajo cero. Pero no tendremos que preocuparnos, ya que todas y cada una de las agencias que organizan estas aventuras árticas tienen un personal muy cualificado y cuentan  con un equipo y ropa especial para aguantar las bajas temperaturas.

 

Texto y Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada